27 ene 2011

Primera noche; Purmamarca Jujuy.

El humo crecía en la inmensidad del espacio y el fuego alumbraba los rostros de los comenzales que se hallaban al rededor de los leños esperando que el hambre cesara con el pasar de los días.
Todos se encontraban en ronda, nadie emitía siquiera un sonido. Escuchaban los sonidos que provenían de las lejanías, las montañas los rodeaban y la noche se extendía sobre cada una de los seis cuerpos.
Se podría decir que pese a las caras y el cansancio del primer día, el fuego encendía en sus miradas el brillo de la buena compañía.
En el momento en el que el campamento comenzo a alzar la voz, junto con esos extrabagantes ruidos desconocidos, el ángel de la soledad comenzo a sonar y la ronda de los comenzales empezaba a abarcar sentido, pues las papas de a poco emergian burbujas en la superficie de esa olla que brillaba de negrura.
Un séptimo cuerpo se unió a la ronda trayendo con el un termo caliente... "Quizá así lograba que el hambre y la impaciencia decreciera". Nolose, pero seguido de eso una de las almas dentro de la ronda de comenzales elevo su dulce voz, ella cantaba "pájaro negro vuela del día a la noche" y aunque yo no supe interpretarla y desconocía el significado de la frase, ella y su canto siguieron. Su consecuencia, la escritura. Y esta, el resumen de la acción.

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