7 feb 2011

Me imagine en esa situación; en la que todo dura segundos fugaces, en donde solo podes parpadear sin tener tiempo de imaginar que esperara inmóvil frente a tu cuerpo cuando los abras otra vez.
El sonido que es ruido y que a su vez es barullo, cada y cada vez más fuerte... Tanto que al final te quedas sin escuchar nada, sin distinguir...
La escena se daba medianamente normal, la gente en la ronda, todos hablando, entretenidos con el trabajo, y mientras eso pasaba, una persona que estaba en silencio comienza a escuchar esa voz en su cabeza que le ruega ponerse de pie y matarse en el momento. La locura me perseguía pidiéndome morir, y mientras eso pasaba dentro, por fuera podía ver a todos mis compañeros hablando entre ellos. Por momentos pensaba que si me mataba muchos iban a entristecer, pero sin embargo lo seguía pensando inconscientemente. Todo era una confusión; quería matarme pero me contenía por el dolor que eso podría causar en algunos, pese a eso, ninguno se percataba que estaba sentada sola en un rincón del aula mirándolos a todos desde afuera, y por eso es que igualmente seguía pensando en hacerlo.
Yo estaba confundida y quería mas drogas, simplemente eso. Si las hubiera obtenido en el momento previo nada de todo esto hubiera pasado dentro de mi cabeza, pero no, porque de todas formas eso estaba pasando y al final, drogada o no, yo seguía ahí sentada pero ahora con lágrimas que se deslizaban hasta mi pecho, y en ese momento, ya nada tubo control. Mi llanto se volvió un grito desesperado que salía desde el fondo de mi ser pidiéndole a la voz que dejara de someterme a eso, y mis plegarias que pedían dejar de sufrir. Mi cuerpo ahora derrumbado en el piso reclamaba piedad y al mismo tiempo un filo con el cual pudiera cortarme el cuello. La vergüenza enrojecía todo mi rostro, era como tener dos personas inyectadas en la sangre, una suicida y la otra escapista, pero ninguna cedía paso y el cuerpo frió y acalambrado en el suelo, el llanto de desolación asustaba a las personas que me miraban inmóviles sin saber que hacer.
Un cuerpo se me acerca e intenta ayudarme pero mi boca se abre y comienzo a gritar, a llorar y a gritar reclamando lo que sea "LO QUE SEA!" y ya no importaba que, sean drogas, sea una tijera, sea un calmante, cualquier cosa me podía mejorar. La persona asustada comienza a llorar y me pide que me calme, me lo pide por favor pero yo no estoy y no puedo reconocer esa voz entrecortada por el llanto.
Silencio.
Nadie podía comprender nada, ni ellos ni yo.
Ahora semi adormecida en el suelo abro mis ojos inundados en ríos, estoy en silencio y todos me miran, algunos lloran, otros ya no están pero yo sigo igual. Con la boca seca imagino sintiendo el gusto amargo de esa droga en polvo y esta vez la deseo en silencio, con el pensamiento anestesiado, con el cuerpo en punto muerto pienso y algo me dice que todos ellos tienen los bolsillos llenos de cocaína y saber eso me incita querer acercarme y revisarles los bolsillos sin que se den cuenta, pero estoy mal. Logran sentarme y tres personas se abalanzan a abrazarme diciéndome que pase lo que pase siempre estarán a mi lado.
La vergüenza otra vez pone mi cara roja y con lágrimas moderadas pido perdón. Perdí el control y explote en cataratas de desesperación inundando el espacio y a todos los que se hallaban dentro. Pasado un rato, por novena vez pedí perdón.

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